Al principio, la Duda sólo hacía apariciones como invitada a la casa: en discusiones puntuales, silencios incómodos, los momentos de tedio de los domingos.
Aunque pronto la cosa fue más lejos. La Duda parecía dispuesta a instalarse en el hogar. Un día, sin previo aviso, pasó allí la noche: a la mañana siguiente, su cepillo de dientes apareció en el vaso del lavabo y su pijama bajo la almohada de Jaime. En sólo una semana, su ropa de diario, perfumada y perfectamente doblada, se coló en los rincones vacíos de los cajones, justo entre la vestimenta de Laura y Jaime.
Pero el colmo fue cuando Jaime se la encontró cara a cara en la cocina. La estancia olía intensamente al café expreso que se estaba preparando. Y Ella estaba subida en una banqueta, buscando algo en un cajón. Al entrar Jaime por la puerta, dijo irritada: “¿Se puede saber dónde está el azúcar? No consigo encontrarlo en los armarios, ni en las cajas de mudanza de Laura”.
9 comentarios:
juer, me ha dado pena :(
La duda es como la carcoma...
Saludos
Wow! La duda ya se instaló en el hogar, no hay "duda", que el mismo está perdido.
Besos amiga y buena semana para tí.
REM
El matrimonio está acabado. Sin lugar a dudas.
_Alcaudón: es sólo una reflexión que necesitaba hacer. Pensarlo todo tanto, dudar y dudar, a veces nos destroza.
_Möbius: en efecto, lo destruye todo desde dentro.
_Rembrandt: la duda nos pierde, y pierde a los que están a nuestro alrededor, en efecto. ¡Buena semana, amiga del sur!! ;)
_Carlos Fox: ¿Como concepto en general? ajajjaaja ;P
yo vivo con la deuda
sólo que me vinieron recuerdos, algo lastimeros. Por lo demás, buena reflexión purificante. Muuuuak.
Así que los dubitativos por naturaleza lo tenemos complicado en una relación. Espero que no.
Nos leemos.
_Señorita Puri: eso de vivir con la deuda me temo que es más habitual...
_Alcaudón: :) ¡Muack!!
_Pedalier: sí, lo tenemos más chungo, y eso es lo que hay que evitar, en mi opinión: dudar por dudar, que es destructivo ;)
¡¡Gracias por comentar!!
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