
- Sí, definitivamente. -Contestó él, con un aplomo que asombró a su joven esposa.
Así fue cómo Javier y Marta decidieron finalmente poner a su hijo Jonathan. Un nombre que condicionaría para siempre su existencia, y le cerraría no pocas puertas en cuestión laboral. Cuando en realidad, su padre -hombre culto y gran lector- pretendía hacer un homenaje a su admirado Jonathan Swift.