viernes, 6 de mayo de 2011

Voz doble

Pedro Gómez de la Serna era un reputado actor de doblaje. Todos envidiaban su voz grave y aterciopelada. Era la voz de las estrellas de Hollywood, de los documentales más prestigiosos y de los anuncios de televisión más queridos por la audiencia. Pero pocos conocían su terrible mal…


Porque Pedro tenía un problema muy peculiar. Y es que, al igual que todos nos escuchamos por dentro con una voz agradable, normal, y al oírnos en una grabación nos horrorizamos en plan “¿De verdad que esa es mi voz??”, a él le sucedía justo al contrario. En el estudio se escuchaba aquella voz maravillosa que le había hecho tan popular, pero a cambio tenía que soportar una voz interior espantosa, triste, terriblemente nasal.


Con esa desagradable voz se despertaba cada mañana y se escuchaba las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Esa era la voz que oía en los momentos más cotidianos. Al comprar el pan, llamar a sus amigos o hablar con su madre…


Pero sobre todo, era la voz que había marcado para siempre los momentos más importantes de su vida.


Al oírse en el altar diciendo a su mujer con ESA VOZ tan inapropiada y poco ceremoniosa: “Sí, quiero”, poco le quedó a Pedro para CALLAR PARA SIEMPRE…