martes, 28 de abril de 2009

Ciclo

Aquel blog nació en un entorno feliz. Se crió en la abundancia, repleto de hermosas historias, jugando con otros blogs. Se hizo adulto y pasó su etapa más productiva, en la que creó sin descanso cientos de entradas maravillosas e inspiró a nacer a otros blogs, sus hijos en la blogosfera. Se hizo maduro, y luego mayor.

El problema fue que al hacerse anciano, algo empezó a fallar. Empezó a olvidarse de muchas de sus historias, mientras que repetía otras una y otra vez, incansablemente, como si no las hubiera contado nunca. Le dio por contar batallitas sobre sus antiguas entradas, exagerándolas notablemente. Empezó a tener manías y a quejarse constantemente de los blogs más jóvenes, cuyo lenguaje y nuevas formas ya no alcanzaba a entender...

Y poco a poco, su ritmo se ralentizó. Cada vez recibía menos visitas, quizá las de algún viejo amigo superviviente o la de un joven blog que le había dedicado una entrada a modo de homenaje, poco más. Así, un día alguien observó que llevaba tiempo sin publicar nada. Había fallecido solo, en el silencio, sin que nadie se diera cuenta. La imagen era dantesca. El blog desprendía un acre olor a relato muerto; y el gatito virtual que tenía en el lado derecho de la pantalla, hambriento y desesperado, había empezado a devorar sus post.

viernes, 24 de abril de 2009

Viernes

Desde hacía tiempo, el viernes era el único día que Sara tenía para escribir a gusto en casa. Por eso, un buen día, Viernes se hartó. Se plantó sin más. Dijo que no entendía por qué era él el día elegido entre los siete de la semana, y que le importaba un bledo que los demás días Sara trabajara hasta bien avanzada la noche y no pudiera redactar una línea. En ese momento miraba por él. Quería horarios más laxos, mejoras laborales y condiciones equitativas con el resto de los días; al menos los de entre semana, ya que consideraba a los otros unos “pijosenchufadosdemierda”. Esas fueron sus palabras. También quería poder negociar con mayor libertad con su principal proveedora, Inspiración.

Finalmente, abatido, terminó por exigir unas largas vacaciones para replantearse su vida. No se sabe a ciencia cierta qué destino eligió Viernes. Algunos dicen que viajó lejos, muy lejos, y que se hizo amigo de un náufrago en una remota isla desierta.

viernes, 17 de abril de 2009

Tibieza

Estaba sentada en el sofá, con mi portátil, cuando de pronto... ¡tonk! Y luego, tonk y más y más tonks. Los rayos de sol querían entrar por mi ventana, estaban llamando educadamente para pasar. Les abrí, los invité por cordialidad a tomar un café; aunque ellos decidieron no tomar nada, sólo deseaban hacerme compañía (uno pidió Coca Cola Light, pero no me quedaba).

Los rayitos se limitaron a acariciarme, a darme calor para escribir y aliviar mi corazón cansado con tibias manos de madre. Y al poco se despidieron. Una nube los tapó y se fueron sin hacer ruido, como es propio de ellos. Les dije adiós agitando mi mano y seguí a lo mío: escribir mi nueva entrada del blog.

lunes, 13 de abril de 2009

El Helado Perfecto

Estando de vacaciones en la playa, vi un helado increíble en los carteles de una marca local de helados. Una crujiente capa de chocolate escondía un contrastado interior de helado vainilla con nueces de Macadamia. Maravillada, entré a comprarlo en una tiendecita; pero no lo había. Probé en una segunda tienda, en una tercera y hasta en un cuarto establecimiento. Nada, no había manera. Estaba agotado, o eso me decían... Y los comerciantes, muy pícaros ellos, trataban de ofrecerme otros helados similares. Pero no, no eran el mismo, sólo parecidos. No eran “el helado”.

Después de tantos intentos, empecé a sospechar que aquel helado, el Helado Perfecto, no existía realmente; que sólo era una trabajada y eficaz estrategia de marketing. Un cebo infalible, capaz de atraer al público, de hipnotizarlo. Y entonces, una vez que tienen atrapado a un incauto, zas, van y le venden otro producto similar. Sólo eso: similar. Pero en fin, ¿no es eso en lo que consiste el marketing? La magia de lo ficticio, el truco de lo inexistente, la chispa de la apariencia. Nos venden artistas pop perfectamente moldeadas por el fitness y el photoshop tras las que hay historias de droga, vanidad y profunda soledad interior. Maravillosos vestidos prêt a porter y finos artículos de lencería que se incrustan con malignidad en las curvas de las mujeres de talla 40. Bebidas que parece que te van a cambiar la vida en un minuto y sólo te producen gases durante una tarde. El mundo está lleno de productos perfectos que en realidad no existen, nunca lo hicieron. Y, al igual que mi pequeño helado, nos pasamos la vida pretendiendo comprarlos.

viernes, 3 de abril de 2009

Descanso

La ciudad era fea. No tenía playas, ni cafés, ni monumentos. Era lluviosa y triste, caótica y contaminada. Sus habitantes, ariscos y desconfiados con los extranjeros. Era, sin duda, el destino ideal para no encontrarse con nadie en vacaciones.