A mis oídos ha llegado la terrible historia de una chica de Alcalá de Henares que creó un blog sobre los pepinillos en vinagre. Al principio era un pequeño blog sin pretensiones. Puso un par de sencillas recetas de pinchos caseros y tan contenta. Entonces todos sus amigos, por compromiso, empezaron a entrar y a ponerle comentarios en plan “
está fantástico” “sigue así :)”. Y tanto que siguió. Y siguió. Estaba lanzada y ya no sabía cómo satisfacer a su
“fiel y exigente audiencia” como ella les llamaba, emocionada. Se puso en el compromiso de publicar una entrada cada día. No podía paraaaar.
Así que, cuando se le acabaron las recetas, pasó a publicar la historia del pepinillo en vinagre, creado por un aburrido marino mercante escocés allá por el siglo XIX (o eso al menos decía Wikipedia). ¿Y después? ¿Cómo podía escribir más entradas? La muchacha recurrió a la imaginación. Publicó los cuentos y leyendas sobre el pepinillo procedentes de toda Europa, especialmente de Rumanía -estas últimas narran las andanzas de pepinillos vampiro, a los que hay que matar con un contundente estacazo empleando un palillo de bar- o inclusive relatos inventados por ella misma: H
ansel y Pepel, Caperucita Verde, La Bella y el Peninillo… Pero ni siquiera un alarde de imaginación fue suficiente para seguir escribiendo sobre tan nimio tema. Y se puso a buscar, incansable, enfoques distintos y rompedores para su blog. Miraba
google cada día para buscar nuevos resultados relacionados con los pepinillos, creó en
facebook un club de fans de los pepinillos en vinagre y participó en infinitos foros de información y opinión. Un fatal camino que le condujo a buscar datos en todo tipo de blogs, como www.sexoencasa.com -donde los pepinillos jugaban un importante papel en diversas fantasías- o los oscuros blogs relacionados con la teoría de la Conspiración...
Y así, leyendo el denso material de esos blogs, un día la muchacha acabó
“atando cabos” (sic), para concluir que los pepinillos en vinagre son los famosos “seres verdes” que abducen a inocentes señoras en sus granjas de Texas y mutilan cabezas de ganado en Guatemala, que un pepinillo fue el segundo tirador que disparó a JFK y que grupos de pepinillos organizados son los responsables finales de la actual crisis económica mundial. ¡Lo había destapado todo! ¡Ella solita! Estaba segura también de que detrás de Bush y de los dictadorzuelos africanos y de los grandes banqueros, siempre había habido un
lobbie de pepinillos en la sombra.
Pobre chiquilla. Acabó en una institución mental, donde al menos una persona sí la creía. Un compañero de terapia, ex espía de los servicios secretos lusos, convencido de que los boquerones de las tapas de los bares cutres son agentes ocultos de Bin Laden y que, por ello, tratan de dispersar entre la población el maligno anisakis.